Este viaje comienza un lunes de buena mañana. La llegada al aeropuerto de Barajas es tan prosaica que con unas cuantas palabras queda perfectamente descrita: prisas, atasco, nervios, despedidas y expectación. La llegada a Dublín ya tiene más enjundia.
En la capital de Irlanda llueve. En esta ocasión en concreto, a mares. Y me toca esperar al Eireann bus en una marquesina repleta de hinchas del Donegal -equipo que el domingo anterior se había hecho con la liga-. Pues lo reconozco, la situación tenía su gracia... exactamente hasta el momento en el que el paraguas dejó de parar las rachas de agua, las maletas se empezaron a empapar y los pies se me mojaron. Suerte que la dueña del bed and breakfast donde me hospedé los primeros días vino a la estación de Omagh a buscarme, y me preparó una cena irlandesa calentita. Con el estómago lleno y los pies secos las cosas se ven mejor.
La búsqueda de casa, gracias a internet, fue mucho más fácil de lo que imaginé en un principio. El miércoles ya tenía las llaves de lo que va a ser mi centro de operaciones durante los próximos meses, y después de un jueves de muerte y destrucción para mi espalda (maletas, compras masivas y un etcétera agotador), la cosa quedó como se puede ver en las imágenes de abajo.
Descubrimientos interesantes: una cantidad exagerada de take aways; alrededor de la mitad de las tiendas de todo el pueblo son de comida para llevar. Y atención, porque si hay oferta, es porque hay demanda; el ritmo de vida aquí es diferente, y la cocina se queda relegada a los domingos. Y para llevar la contraria a mi contexto actual, aquí tenemos la primera tortilla de patatas de la temporada!!!!
Otro descubrimiento fantástico: las librerías de segunda mano. De momento, he contabilizado unas cuatro y he visitado una, donde me compré cuatro libros por tres libras. El que más ilusión me hizo encontrar, una recopilación de cuentos de hadas irlandeses hecha por William Butler Yeats. Leí la traducción en español cuando era mucho más joven, y es maravilloso reencontrame con las historias en su idioma original.
Y el último descubrimiento semanal: la vida salvaje. Arañas del tamaño de aviones, vaquitas pastando en los campos primorosamente y una cantidad alarmante del cuervos (normal que la Morrigan adquiera forma de cuervo... algunos campos parecen sacados de "Los pájaros").
Y para la semana que entra, varias misiones: adquirir una cuenta bancaria (más complicado de lo que había previsto... me piden visado en el Santander... y yo soy europea... visado???), adquirir un carnet en la biblioteca (de nuevo, más complicado de lo que había previsto... necesito tarjeta de residencia o similar). Y lo más importante: INICIO DE LAS CLASES EN EL COLEGIO!!!!! Aunque ya conozca a la directora y a algunos de los niños, el reto comienza el lunes. Esperemos estar a la altura!