domingo, 14 de octubre de 2012

Semanas 1 de octubre-14 de octubre: introducción en el contexto sociocultural

Estas dos semanas han sido de aclimatación al tiempo como concepto atmosférico-por Dios, yo no pensaba que fuera a pasar tanto frío-, a la vida del centro escolar y a la vida del pueblo.
De momento estoy como assistant en dos clases de Primary 4 -niños entre siete y ocho años- en el centro Junior del Holy Family Primary School. Mis labores consisten en: hacer fotocopias, ayudar a los niños con las cuentas y ayudarles con la lectura y la escritura. Sin embargo, a partir del próximo lunes empezaré a dar clases en un club de español como extraescolar para el edificio Junior y según avancen las semanas empezaré a desarrollar proyectos con los niños que están en el edificio Senior -de los ocho a los doce años-, así que estaré de paseo entre uno y otro edificio.
A pesar de formar parte del mismo centro escolar, son dos edificios que están a cinco minutos de distancia, ya que antes de la apertura de la Holy Family Primary School en septiembre de este año, uno era el centro St. Loretto -colegio para niñas- y el otro era el colegio St. Colmcille -para niños-.


Edificio Senior, antiguo colegio St. Loreto



Edificio Junior, antiguo colegio St. Colmcille

                                                                                  
 
En cuanto a la vida en el pueblo, es tranquila en comparación con el ritmo frenético de Madrid. Se sale, los fines de semana, como es de rigor, pero el resto de la semana sigue unos patrones diferentes. A partir de las ocho de la tarde es raro ver a gente andando por la calle -empezando por el hecho de que la mayoría de las personas se mueven en coche, debido al clima y a la dispersión urbana-. Sin embargo, hay una variada oferta cultural de clases que se ofertan -aquí una ya se ha apuntado a clases de Ceili Dance... a ver cómo salimos al paso con ello- y conciertos, en pubs o en el Strule Arts Centre. El problema... que todo cuesta dinero, y la economía está para hacer equilibrios -esperemos que no sean precarios-. Por lo pronto, ya he visto un pco de lo que este lugar puede ofrecer, como se aprecia -malamente por la calidad de la imagen- en la fotografía de abajo.
 
Concierto de música irlandesa en el Strule Arts Centre

 
Y la única pega que le pongo a Irlanda del Norte: la lluvia. A pesar de la hermosura de los bosques, los rios y los verdes prados, los dias que llueve la humedad cala hasta los huesos, y la aclimatación física ya se ha cobrado un catarro -esperemos no estar con el moquillo hasta junio, como me han augurado-. No obstante, los días despejados son  una maravilla para disfrutar comiendo al aire libre al lado del río. Y en las noches despejadas se ve el cielo estrellado y titilante, carente de la contaminación luminosa de las grandes ciudades. Invita a la imaginación y la melancolía.                                                                                                                                                              
 
 
 

domingo, 30 de septiembre de 2012

Semana 24 sept.-30 sept.: Misión de exploración y asentamiento

Con esta entrada inauguro el blog que recogerá las inquietudes, desvelos, descubrimientos y éxitos que espero que se produzcan a lo largo de los seis meses de mi ayudantía Comenius. Intentaré que las entradas sean semanales o que correspondan a acontecimientos relevantes, que tampoco estamos ya para contar cualquier tontuna que se nos ocurra (o sí, vaya usted a saber...).
Este viaje comienza un lunes de buena mañana. La llegada al aeropuerto de Barajas es tan prosaica que con unas cuantas palabras queda perfectamente descrita: prisas, atasco, nervios, despedidas y expectación. La llegada a Dublín ya tiene más enjundia.
En la capital de Irlanda llueve. En esta ocasión en concreto, a mares. Y me toca esperar al Eireann bus en una marquesina repleta de hinchas del Donegal -equipo que el domingo anterior se había hecho con la liga-. Pues lo reconozco, la situación tenía su gracia... exactamente hasta el momento en el que el paraguas dejó de parar las rachas de agua, las maletas se empezaron a empapar y los pies se me mojaron. Suerte que la dueña del bed and breakfast donde me hospedé los primeros días vino a la estación de Omagh a buscarme, y me preparó una cena irlandesa calentita. Con el estómago lleno y los pies secos las cosas se ven mejor.
La búsqueda de casa, gracias a internet, fue mucho más fácil de lo que imaginé en un principio. El miércoles ya tenía las llaves de lo que va a ser mi centro de operaciones durante los próximos meses, y después de un jueves de muerte y destrucción para mi espalda (maletas, compras masivas y un etcétera agotador), la cosa quedó como se puede ver en las imágenes de abajo.

                                                                                                                                                                                    
Y una vez realizado el asentamiento, comienza la exploración. El pueblo no es precisamente grande, pero sí está muy desparramado según los estándares de Madrid y la periferia. La mayoría de las viviendas son unifamiliares, por lo que se cambia el paisaje de barrios y bloques de pisos por urbanizaciones con sus chalecitos, sus cochecitos y sus jardincitos delanteros y traseros. Aquí el verde está por doquier, en la ciudad y en los campos, combinándose a la perfección con el gris azulado del cielo, que deja asomar el sol a ratos. De momento, no llueve tanto como imaginaba, lo cual permite que me pase el día afuera.
Descubrimientos interesantes: una cantidad exagerada de take aways; alrededor de la mitad de las tiendas de todo el pueblo son de comida para llevar. Y atención, porque si hay oferta, es porque hay demanda; el ritmo de vida aquí es diferente, y la cocina se queda relegada a los domingos. Y para llevar la contraria a mi contexto actual, aquí tenemos la primera tortilla de patatas de la temporada!!!!

Otro descubrimiento fantástico: las librerías de segunda mano. De momento, he contabilizado unas cuatro y he visitado una, donde me compré cuatro libros por tres libras. El que más ilusión me hizo encontrar, una recopilación de cuentos de hadas irlandeses hecha por William Butler Yeats. Leí la traducción en español cuando era mucho más joven, y es maravilloso reencontrame con las historias en su idioma original.

Y el último descubrimiento semanal: la vida salvaje. Arañas del tamaño de aviones, vaquitas pastando en los campos primorosamente y una cantidad alarmante del cuervos (normal que la Morrigan adquiera forma de cuervo... algunos campos parecen sacados de "Los pájaros").

Y para la semana que entra, varias misiones: adquirir una cuenta bancaria (más complicado de lo que había previsto... me piden visado en el Santander... y yo soy europea... visado???), adquirir un carnet en la biblioteca (de nuevo, más complicado de lo que había previsto... necesito tarjeta de residencia o similar). Y lo más importante: INICIO DE LAS CLASES EN EL COLEGIO!!!!! Aunque ya conozca a la directora y a algunos de los niños, el reto comienza el lunes. Esperemos estar a la altura!